1. No Bebas Tus Calorías
Las bebidas azucaradas y con alto contenido calórico pueden sabotear tus esfuerzos para perder grasa. Evita café con crema, refrescos, yogures líquidos y, por supuesto, el alcohol. Estos productos contienen muchas calorías que suelen pasar desapercibidas. Presta atención a lo que bebes para evitar un exceso calórico.
2. Empieza el Día con Proteínas
Inicia tu desayuno con 20-25 gramos de proteínas. Esto puede reducir tu apetito durante el resto del día. Las proteínas no solo te mantienen satisfecho, sino que también ayudan a construir y mantener masa muscular, y contribuyen a quemar calorías gracias a su efecto anticatabólico.
3. Elige Cortes de Carne Magros
Opta por carne de res con menos grasa, como el solomillo o la falda. En el caso del pollo, elige la pechuga en lugar del muslo. Incluso podrías reducir el consumo de cerdo y comer más pollo. Estos pequeños cambios en la elección de carnes pueden reducir significativamente tus calorías diarias.
4. Bebe Más Agua
Cuando sientas hambre, bebe agua. A veces confundimos la deshidratación con el hambre. Mantente hidratado y verás cómo esa sensación desaparece. Beber más agua puede ayudarte a controlar el apetito y a mantenerte enfocado en tu objetivo de déficit calórico.
5. Come Alimentos Bajos en Calorías y de Gran Volumen
Llena tu plato con ensaladas, verduras, sandía y coliflor. Estos alimentos son bajos en calorías pero llenan el estómago, ayudándote a sentirte satisfecho sin exceder tu ingesta calórica.
6. Haz Deporte
Hacer ejercicio, ya sea cardio o musculación, quema calorías al instante y aumenta tu metabolismo basal, lo que significa que seguirás quemando calorías incluso en reposo. Además, el ejercicio tiene beneficios significativos para la salud a corto y largo plazo.
Recuerda, el deporte es vida.
Con estos consejos, estarás en camino de crear un déficit calórico y de alcanzar tus objetivos de pérdida de grasa. ¡Sigue adelante y no te desanimes!
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